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Este proceso de adaptación culminará en 2010 cuando las universidades estén plenamente integradas dentro de unos criterios de calidad, formación, docencia, investigación y tecnología comunes,que permitirá construir un sistema de titulaciones que asegure el reconocimiento y la compatibilidad de los estudios realizados en otros países y, al mismo tiempo, el incremento del empleo en la Unión Europea. En la ruta hacia el EEES el papel del profesorado es primordial para asegurar la calidad formativa. El trabajo del profesor implica ideas renovadas, el dominio de técnicas de comunicación y una nueva pedagogía y nuevas estrategias de investigación. Asimismo, se torna imprescindible en este nuevo marco el estudio y dominio del inglés como idioma científico entre profesores. El trabajo académico debe estar centrado en el estudiante, que pasa a ocupar un papel activo dentro del proceso educativo. Ello significa que la universidad española deberá adoptar una metodología prácticamente desconocida en nuestro medio. Todos los países firmantes de la Declaración de Bolonia han emprendido las reformas legislativas pertinentes para adaptarse al EEES. A fin de dar cumplimiento al compromiso determinado en la Declaración de Bolonia, han considerado que la forma idónea es adoptando una estructura universitaria apoyada en dos ciclos educativos: el Grado y el Postgrado. El primero, con un valor específico en el mercado de trabajo europeo, que permitirá a quienes lo obtengan disponer de una cualificación profesional. El Postgrado, será el paso para obtener un Máster o un Doctorado.